jueves, 6 de septiembre de 2007

Primera lecciòn de caza

Ya has fijado tus ojos en la presa,
quien te ve con sorpresa,
llegar hasta su lado, encantadora;
brillante sonrisa de cazadora,
mirada pecadora,
y sin embargo eso no le interesa.
Pues no es màs que un cordero enceguecido
que ansioso te ha seguido,
incluso por las calles màs oscuras;
sin saber que le llevas con premura
a una muerte segura,
donde su lascivia le ha conducido.
Deseas acabar con la molestia
lanzàndote directo a su garganta
mas el hambre en ti es tanta
que acabas drenàndole sin medida.
Y cuando ves lo que has hecho te espantas,
porque este es el precio de tu no-vida,
saciar al homicida,
cuyo impulso te despierta la bestia.
¿En què me has convertido, mi señor?,
¿un monstruo aterrador?
¿o acaso un espectro hambriento de vida?,
que anda en la noche cual niña perdida,
con el alma podrida,
y que es incapaz de sentir amor.
¿Con què derecho has marcado mi sino?,
mi adorado asesino,
que no hago màs que pensar sòlo en vos
para olvidarme del crimen atroz
al que me instò tu voz;
por medio de un susurro sibilino.
Quiero poder explicarme el placer
que siento al llenar de sangre mi boca.
Beberla me provoca
sensaciones que son tan inefables.
Que estoy segura de volverme loca,
pues no concibo una excusa aceptable,
para el placer culpable
que a partir de ahora he de padecer.

No hay comentarios: